El inglés se presentó en Asunción el domingo pasado. Entre los hits más deseados, el ex The Smiths asombró con videos en defensa de los animales y contra la represión policial.

Apenas pasadas las 20 horas del domingo, con el atardecer rojizo cayendo sobre el escenario montado en el Yatch y Golf Club, un rico compilado de videos preparó el terreno para una noche inolvidable. El público se deleitó con un combo explosivo que iba desde The Ramones y los New York Dolls hasta Ike & Tina Turner en los ‘70, pasando por los sonidos Motown y las bandas de chicas de los ‘60, hasta llegar a la destreza del bailarín de flamenco de los ‘40 José Greco. En pleno encantamiento, las luces se apagaron y un grito del público al unísono dio paso a lo más esperado.
Con 56 años -canoso pero siempre elegante-, Morrissey desnudó de a pizcas su mundo ante más de 5 mil personas. Dejó ver sus influencias musicales, repasó sus experiencias a través de sus letras y reafirmó sus convicciones. Pero, sobre todo, demostró a lo largo de 20 canciones, que sigue conservando intacta la voz que lo convirtió en uno de los cantantes claves de los ’80 cuando enamoró a todos con su banda The Smiths. Si bien entregó solo un puñado de joyitas de su mítica banda, repasó con magia algunas de las canciones más bellas de su carrera solista. Desde su disco Viva Hate, la adorable y bailable Suedehead fue el primer pasaje al éxtasis, seguida de la nostálgica Alma Matters y You Have Killed Me que el público coreó con euforia.
Acompañado de unos músicos increíbles, con Staircase at the University, reveló sobre el escenario el mismo excelso sonido que transmite su más reciente disco. Sin dudas, el más destacado de la velada fue el multi-instrumentista Gustavo Manzur -norteamericano de padres colombianos- que pasó de los teclados a la guitarra española y hasta gozó de reemplazar al dueño de la noche cantando algunas estrofas de cara al público.
El viaje onírico de los presentes continuó con la intensa I Will See You in Far-Off Places y la tierna Speedway. Con Ganglord comenzó la tensión, imágenes brutales de apremios ilegales en manos de la policía se proyectaron durante toda la canción recordando con eficacia la postura del cantante ante hechos como esos. Un claro homenaje a las víctimas del último atentado en Francia llegó con I'm Throwing My Arms Around Paris. El canto colectivo y desaforado del público se elevó con la agitada First of the Gang to Die en una versión más bien acústica con tintes tanos y la canción que da nombre a su última grabación los devolvió al suelo.

El clásico Everyday Is Like Sunday llegó para rescatar a los más sensibles del pasadizo más oscuro de la noche, la balada Jack the Ripper calmó las aguas y What She Said volvió a despeinar a los fanáticos de este señorito inglés que hipnotiza hasta al más incrédulo. La concientización volvió al centro de la escena con The Bullfighter Dies repudiando las populares corridas de toros en España. Istanbul, How soon is now? y la irresistible Kiss Me a Lot marcaron que el final del show estaba cerca. Con una provocadora imagen de la Reina de Inglaterra desmenuzaron The Queen Is Dead y tras un amague de abandonar el escenario, la ovación de los más de 5 mil fanáticos los atrajo nuevamente para soltar de bis el clásico This Charming Man y un íntimo Morrissey se despidió expresando: “Manténganse cerca de sus amigos, amen a su madre, cuiden de los animales y si creen en algún Dios, él o ella, los estará viendo”.
* Vale Martínez para Agencia Hoy
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